Aprender para educar y educar para aprender

 

 

¿En cuántas ocasiones hemos visto que ese no era el camino y sin embargo,

hemos tropezado una y otra vez en la misma piedra?

 

                            Comienzo con una pregunta, porque yo pase una temporada así, en la educación que le daba a mi hijo. Sabía que algo estaba fallando, ya no nos comunicábamos como antes, ni hacíamos las mismas actividades juntos, y sin embargo volvía a caer en la mismas conductas. Todo esto acabo explotando hasta el punto en que terminamos por desconectar, ya todo lo que ambos proponíamos no encajaba, el poco tiempo que estábamos juntos era un conflicto tras otro, y lo que es peor aún, no de entendíamos que es lo que había pasado, porque habíamos llegado a ese malestar, yo le preguntaba, pero él no sabía decirme porque estaba así de furioso, estresado y enfadado.

 

                            Como todo, llega un día en el que dices YA BASTA!!! Es entonces cuando decidí que todo lo que habíamos hecho hasta ese momento no funcionaba, ni el tipo de educación que yo había recibido, ni lo que había leído en los libros, ni lo que las personas de mi entorno me aconsejaban. Decidí buscar algo totalmente distinto, de lo que había hecho hasta entonces, y encontré justo lo que necesitaba. En ese mismo instante supe que había ocurrido, porque habíamos llegado a ese punto de desconexión, porque no nos entendíamos. En primer lugar se lo expuse a él, le hice ver que habíamos hecho muchas cosas mal, pero que a partir de ahora eso iba a cambiar, que no iba a ser fácil, pero que lo íbamos a conseguir juntos. A partir de entonces, el GRACIAS empezó a aparecer en su boca de continuo, gracias por escucharme, gracias por entenderme, gracias por estudiar para cambiar, gracias por apoyarme… y la palabra PERDÓN, perdón por no escucharte, perdón por gritar, perdón por contestar mal… Así comenzó nuestra conexión, así volvimos a conectar, los dos aprendimos a escucharnos.

                                  Sé que la frase, “Yo educo a mis hijos, como me educaron a mí, y tampoco me ha ido tan mal”, o la frase “yo nunca hubiera contestado así mis padres”, “los niños de hoy lo tienen todo, que menos que me respeten”, suele estar en boca de casi todos los padres que acaban  por desconectar con sus hijos y no saben cuál es el motivo real. Ahora yo os pregunto ¿Tu hijo tiene tu misma personalidad? ¿Las circunstancias de la familia son iguales?, seguramente la respuesta será NO. Cada persona es única, y por tanto ciertas conductas funcionan con unos niños/as y con otros no, es por esto que a veces, nos ha funcionado muy bien en una etapa pero luego todo cambia, y lo que antes funcionaba ya no funciona.

 

                                  A nosotros lo que realmente nos separó, fue su comienzo en primaria. Para él fue un choque enorme, y me pidió ayuda desde el minuto uno, pero yo no le escuche a él, me fié del sistema, del profesor, de cómo me había ido a mí en la escuela, y él poco a poco dejo de comunicarse, todo su malestar se transformó en estrés y dejo de confiar en nosotros. Yo no quería hacerle daño, pensaba que tenía que seguir al resto, llegar a unos mínimos, cumplir lo establecido, y un sinfín de bobadas que no se correspondían con las necesidades reales de mi hijo.

 

                                  Yo tarde tres años en darme cuenta, tropezando una y otra vez en la misma piedra, dejando que nuestras miradas se apagaran, esperando que se solucionara por sí mismo. Y por supuesto eso no llego a suceder hasta que yo empecé a cambiar mi forma de educar. En septiembre de 2016 cuando empezaba 4º de primaria tome la decisión de empezar a escucharle a él, en octubre no tuve miedo a transmitir al profesor lo que ocurría y que ahora lo importante era él y no el resto, en navidades por primera vez me dijo que emociones sentía en la escuela, en la familia, con nosotros, en marzo tomamos la decisión de un cambio más profundo después de descubrir que tenía Altas Capacidades y hasta entonces nadie lo había detectado, y decidimos cambiarlo de cole, de profesorado, de metodología y de entorno, en junio terminó el cole dándonos las gracias por el esfuerzo de este año, en septiembre 2017 empezó el nuevo cole y todo se vino abajo, volvieron los dolores de tripa, las ganas de no querer ir al cole, no encajaba, él estaba a gusto porque allí le trataban bien, pero no era capaz de encontrar su sitio, tras varios meses de insistencia, compresión y paciencia en mayo de 2018 encajo como un guante, en noviembre de 2018 vuelve a ser un niño creativo, motivado, entusiasta y lo que es mejor aún, con ganas de ayudar a otros niños que han pasado por lo mismo que paso él. Os cuento todo esto porque los cambios no han sido de hoy para mañana, si os fijáis casi han pasado dos años para desenredar 3 años mal gestionados.

 

El título lo ha puesto él. Él me dijo “tu aprendes a educar y me educas para aprender”.

“Sí, cuando nacen nuestros hijos no vienen con un manual de instrucciones, no hacemos las cosas bien o mal, aprendemos de nuestros errores, no todos los niños son iguales, no todas las conductas son iguales, por tanto nuestra educación con ellos no puede ser igual, sólo tenemos que estar abiertos a cambiar, y adaptarnos a sus necesidades reales, para su pleno desarrollo y una convivencia familiar saludable, enriquecedora y en una palabra MARAVILLOSA”