Familias y educadores se lamentan de lo difícil que les resulta lograr que los niños y adolescentes se interesen por los estudios.
Pese a que muchos empiezan con ilusión y gran empeño, la realidad es que pasan rápidamente de la frustración al enfado:
- Parece que nada de lo que hacen llama su atención.
- Observan una falta de implicación que se hace cada vez más evidente.
- Las propuestas que hacen se convierten en tareas tediosas que terminan muchas veces en conflictos.
Eres consciente de que las discusiones y amenazas te alejan de tu hijo o alumno. Quieres evitarlas y encontrar una alternativa para implicarlo en su educación. Pero, al mismo tiempo, te das cuenta de que, hoy en día, a niños y adolescentes solo les interesan sus videojuegos, youtubers, aplicaciones y todo lo que tenga que ver con divertirse y pasarlo bien.